Hay canciones que desde los primeros acordes sabes que te son extranjeras. Que no pertenecen a tu patria de sonidos identificables. Que sabes que musicalmente son otro idioma, que no las entiendes. En mi caso, mi patria es amplia y se ensancha cada vez más. Como la propia música, que al fin y al cabo va camino de una sola patria en la que se fusiona prácticamente todo. Pero a veces pasan cosas extrañas, y sabiendo que una canción te es ajena, si abandonas los prejuicios, puede llegarte dentro. Incluso si cuando comienza el vocalista a cantar y descubres que lo hace en catalán y no estás para nada acostumbrado a escuchar música en ese idioma… sigue llegándote. “Calgary 88” es uno de esos temas, del grupo mallorquín Antònia Font. La escuché por casualidad hace poco tiempo y consiguió llevarme precisamente a ese año, 1988.
El año en el que aún existía Espinete, el icono de mi generación, que nos acompañaba mientras, al volver del colegio, devorábamos el bocadillo de Nocilla que mamá nos había preparado. El año que Perico ganó por fin el Tour y eso nos hacía felices. También existía aún la Unión Soviética, la que ganó más medallas en las olimpiadas de invierno de Calgary, donde Blanca Fernández Ochoa, ganó un bronce que, sin saber por qué, también nos hacía felices. La canción se llamaba precisamente Calgary 88, y sin entenderlo muy bien, sabía que hablaba del pasado, de amor, de una pareja que competía en esas olimpiadas, de un jurado… e intuía al final que la historia acababa bien. Consiguió que sonriera. Y eso que las historias de amor que acaban bien suelen ser muy aburridas en el mundo del arte… Pero la canción, suave, tranquila, pero con una melodía realmente bonita y pegadiza (como los años 80), conseguía que desearas que contara lo que contara, acabara bien. Quizá porque para mi inocente generación, en los años 80 creíamos que nada podía salirnos mal y que el mundo era de color de rosa, o verde, que era mi color favorito.
La historia es la de una pareja de patinadores artísticos que antes de salir a la pista a competir, prometen casarse si ganan la medalla de oro. Relata cómo sucedió la apuesta, patinando con una canción de los míticos (y horteras) Modern Talking, las votaciones, el dulce y entrañable final... ¿Semejante argumento para una canción…? Y funciona, porque supongo que a muchos alejados de lo que hace Antonia Font (pop sosegado casi surrealista), como a mí, nos ha provocado sensaciones. Sentirse vivo hoy en día no es poca cosa.
El surrealismo de Antonia Font comienza por su nombre, porque no es una cantautora de Pollença, sino un quinteto masculino, dicen las malas lenguas que acordándose de una compañera de facultad… Y este tema viene incluído en su ya séptimo disco “Lamparetes” (abril, 2011), compuesto de canciones (nada fáciles) en las que destaca el tratamiento fantástico de temas muy poco coloquiales. Originales, no pretenciosos. Seguramente es una canción pop. Pero la etiqueta que más le va a Calgary 88 es la de pura melancolía.
Antonia Font - Calgary 88 by RBoP
Letra traducida de Calgary 88
(Letra original en catalán)
Clasificados para la final de patinaje artístico,
no todo era físico ni mental, también era sentimental.
Tú y yo salíamos juntos y representábamos a España
en la olimpiada de invierno de Canadá.
Antes de salir tú dijiste
-¿Te casarías conmigo?- y contesté
- Hoy nos casamos si ganamos la medalla de oro.
En sincronía y a máxima velocidad,
vas al aire con una fuerza increíble
y a punto de caer, te cojo,
te haces la muerta, y yo voy alerta, trazamos una curva abierta,
cojo energía y te levanto con una sola mano.
Haces una pirueta de bailarina sobre la punta de los patines,
suena un redoble de batería y fingimos discutir.
En el jurado se cruzan miradas, creo que les ha gustado.
Hacemos una composición de estatua final mirando al techo, riendo y jadeando.
Bailamos esta melodía moderna
en una pista de hielo de Calgary 88,
ya suena la canción por megafonía
"Atlantis is Calling (S.O.S. for love).
Los locutores repasan que Rusia sacó un 9,5...
Los favoritos eran suecos y tenían justo un 9'75...
Levantan sus tablas y todos nos ponen un 10...
Vienes hacia mí, me abrazas y lloras, y me pisas un pie.
Le pedimos a un juez de pista si nos quiere casar él,
es en directo, y lo televisan en los cinco continentes.
Encima del podio, con la medalla, nos damos la mano,
escuchan por los micros así como nos casan
y dentro de la tele tú y yo nos besamos.
Bailamos esta melodía moderna
en una pista de hielo de Calgary 88,
ya suena la canción por megafonía
"Atlantis is Calling (S.O.S. for love).
Son muy buenos ! Os recomiendo que escuchéis toda su discografía. Tienen temas que si creyésemos que cantan en inglés consideraríamos de primer orden.
ResponderEliminarjejeh, se puede considerar como música popular de por aquí, gracias
ResponderEliminarTe voy a dar otra etiqueta por si por casualidad te da por escuchar: "Clint Eastwood", "Darrera una revista", "La vida de l'astronauta" o "Holidays" (la del Coser i Cantar)... pura genialidad.
ResponderEliminarMi cultura musical sólo es en castellano y en inglés. En catalán cuesta más, no sólo por desconocimiento de artistas y falta de promoción, sino que al igual que otras lenguas no se llega a interiorizar fácilmente la idea que aporta la letra. Antònia Font podría cantar en finés y tendría un "algo" para alguien como yo que básicamente soy rockero. Para Sopa de Cabra no necesita saber exactamente qué decían. Con esta banda necesito traductor.
EliminarPor lo demás, mi patria musical es más eléctrica. Pero está bien eso de viajar. Salud!
Genial canción. De Piel de gallina.
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