La madrugada del 12 de junio de este 2011 ha fallecido Roberto González, "Rockberto" (Málaga, 1951). Cantante, artista, persona, personaje, líder carismático de una banda española injustamente infravalorada. Una banda llamada Tabletom y que desgraciadamente intuyo que sea medianamente reconocida cuando puede que llegue al fin de su dilatada trayectoria. Ni gira de celebración (o despedida) han podido hacer. 35 años encima de los escenarios. Underground andaluz, underground libertario, un poco canalla, muy callejero, rebelde, vitalista, fusión de ese mítico rock progresivo andaluz de finales de los 70 con jazz, flamenco, reggae... Mucho Tabletom para tan poco agradecimiento, incluso del de su potencial público, que salvo contadas excepciones siempre le dió la espalda.
No ha sido ningún accidente, no cabe amargarse diciendo que si no llega a ser por esa curva... No. Rockberto tenía una salud muy delicada a sus 60 años. Había vivido mucho y parecía que esa vida la llevaba pegada a su voz rota. A su barba semicana de hombre sabio. La bohemia suele perecer antes de tiempo, pero nadie pensaba hace apenas unas semanas que, con cuidados epeciales o no, Rockberto no volviera a los escenarios, a los bares y a la calle. No es la historia del torero muerto al que todos encumbran. Es Historia con mayúsculas de la música de nuestro país, que se escribe en pocos volúmenes de cosas realmente propias y originales. Me recuerda en cierta manera a la Banda Trapera del Río, una banda mítica que pocos conocen para admirarla, por muy bien que se escriba de ella. Tampoco creo que a Rockberto le importara mucho no estar en el candelero, dicen que huía de la fama desmedida. Como los poetas malditos.

Quizá Rockberto, ese que tenía alma de flamenco rockero; ese en el que confías sin conocerle; ese de la actitud ante de la vida de "no tengo ná pero al mal tiempo buena cara"; del que todos siempre dijeron que ante todo era genio y figura; ese joven viejo transparente, esté en algún sitio preguntando por su amigo Camarón, el que escuchaba Tabletom para inspirarse en el proceso que lo llevó a reinventar el flamenco y cuyo mal vicio inspiró esa canción. Y pregunte si se está quitando por fin...
Hay artículos de este blog que no están a la altura de las circunstancias. Descanse en paz.
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