Howler son otra de las revelaciones del año. Al igual que Kadavar no hacen nada nuevo, ni siquiera en la forma en que mezclan los ingredientes ya conocidos, aunque tienen más suerte. Si el hard rock alguien ha decidido que no está de moda, siendo malo quizá porque las barbas y las melenas quedarían muy poco estilosas con las gafas de pasta, el rock acelerado de regusto garagero y surf aún sobreviven a los gurús. Aún no quedas del todo mal si después de ver la película uzbeka en versión original en tu coche suena algo como Howler. Si se cuela Kadavar, qué decir de Extremoduro que además es número uno de ventas cada vez que publican algo… pasa rápido de canción o tus nuevos amigos modernos no te ajuntarán más. Y Howler tienen la suerte de meter en la coctelera de su disco debut “America Give Up” (junio, 2012) las influencias que a muchísima gente nos hace hervir la sangre; The Strokes, Ramones, The Vaccines.
El quinteto usa la fórmula tan manida de un modo divertido. Joder,
que con tanta manifestación, rabia, gente agobiada a tu alrededor, mal gusto y
mala baba, resignación, miedo, mentiras gubernativas, desinformación, etc, etc,
desear diversión es lo más necesario del mundo. Dosis de tregua, por Dios, si
no para los malos, que no descansan nunca como dijo Bob Marley, si al menos
para nosotros mismos. Pues eso, ellos intentan como muchos otros, ser
divertidos, pero lo consiguen. Y lo divertido, cuando es de verdad, no es tan
efímero como el amor eterno, así que lo que sorprende de Howler es que duran y
no pierden su sabor rápidamente como aquellos chicles de los 80 que después de
tres mascadas no sabían a nada… (¿Goomer creo que se llamaban?)…

No hay comentarios:
Publicar un comentario