Va acabando 2012 y ahora es cuando se da cuenta aún más
claramente que el tiempo pasa muy deprisa, más para este blog. En la vida hay
demasiadas cosas que hacer y demasiadas cosas en que pensar como para escribir
todo lo que me gustaría aquí. Y así, aunque Gabba Gabba Hey! no es un blog de
actualidad musical, sino sólo un lugar en el compartir canciones del siglo XXI,
en este año ha habido discos, revelaciones, que dejan perlas que me hubiera
gustado mostrar aquí. Un ejemplo sería Kadavar y las siete (las siete)
canciones de su disco debut homónimo, que se publicó este verano. Para mí este
trío de berlineses pueden ser la revelación del año, y eso que salvo el respeto
debido por los grandes monstruos de la historia del rock, su estilo no es el
que ya me pide el cuerpo a mi edad. El hard rock requiere de una intensidad y
atención a esa especie de óperas rock de cuerdas que ya no soy capaz de tener y
que obligó a que, por ejemplo los Ramones rompieran con todo y cantaran a toda
mecha en dos minutos lo que tenían que decir. Sin embargo, Kadavar me parecen
tan buenos que mi tendencia innata al aburrimiento cuando las canciones duran más
de cinco minutos, desaparece del todo.
Sin embargo nunca les veremos en una de esas listas de los blogs y revistas más influyentes. No es que importen demasiado esas listas, de hecho yo pondré la mía y como debe ser en este mundo tan atomizado y diversificado, nadie pensará que es lo mejor del año. Pero… peeero… lo que sí que me importa es que por adelantado sabía que no estarían en ninguna. “Los 50 mejores discos del año”… como si fueran los 1000 discos mejores del año. La tendencias son las tendencias, las modas son las modas. Los gurús de la música alternativa ponen como mejores discos del año a Alt-J (Mondosonoro), Beach House (Jeneisapop), Himuro Yoshiteru (¿?, Hipersónica)… Y salvo para estos últimos alguien del pelo de Kadavar ni aparece entre los destacados del 2012, habiendo auténticos truños en mi opinión que ni cito por no ofender. El eclecticismo y mestizaje de épocas que impera aparentemente en la música actual es falso. Está claramente enfocado hacia el pop más blandito. Alguien tenía que decirlo. Leo cosas como que lo eléctrico está limitado y me pongo enfermo. Me encanta que un jovencito como Jake Bugg que no le ha dado tiempo ni de escuchar a Dylan haga folk-pop y se le reconozca; que el japonés Yoshiteru haga algo que no hace nadie por inaudible que sea y se le reconozca; que Frank Ocean haga R&B de lo más trillado y que mucha gente crea que es la nueva voz negra. Pero qué pasa cuando alguien hace el mejor hard rock de los últimas décadas. El hard rock alguien dirá que es un género muerto que sólo se repite. Joder… como si no saliera un Jack Bugg cada año, como si experimentos como el del japonés no se intentaran continuamente desde Björk, como si Frank Ocean sonara original por algún lado con sus falsetes incluídos.
Sin embargo nunca les veremos en una de esas listas de los blogs y revistas más influyentes. No es que importen demasiado esas listas, de hecho yo pondré la mía y como debe ser en este mundo tan atomizado y diversificado, nadie pensará que es lo mejor del año. Pero… peeero… lo que sí que me importa es que por adelantado sabía que no estarían en ninguna. “Los 50 mejores discos del año”… como si fueran los 1000 discos mejores del año. La tendencias son las tendencias, las modas son las modas. Los gurús de la música alternativa ponen como mejores discos del año a Alt-J (Mondosonoro), Beach House (Jeneisapop), Himuro Yoshiteru (¿?, Hipersónica)… Y salvo para estos últimos alguien del pelo de Kadavar ni aparece entre los destacados del 2012, habiendo auténticos truños en mi opinión que ni cito por no ofender. El eclecticismo y mestizaje de épocas que impera aparentemente en la música actual es falso. Está claramente enfocado hacia el pop más blandito. Alguien tenía que decirlo. Leo cosas como que lo eléctrico está limitado y me pongo enfermo. Me encanta que un jovencito como Jake Bugg que no le ha dado tiempo ni de escuchar a Dylan haga folk-pop y se le reconozca; que el japonés Yoshiteru haga algo que no hace nadie por inaudible que sea y se le reconozca; que Frank Ocean haga R&B de lo más trillado y que mucha gente crea que es la nueva voz negra. Pero qué pasa cuando alguien hace el mejor hard rock de los últimas décadas. El hard rock alguien dirá que es un género muerto que sólo se repite. Joder… como si no saliera un Jack Bugg cada año, como si experimentos como el del japonés no se intentaran continuamente desde Björk, como si Frank Ocean sonara original por algún lado con sus falsetes incluídos.
Kadavar hace grandes canciones de un género que no está de moda en la época
en que se supone que ya no importan las modas ni las etiquetas. Punto. Esa es
la cuestión. Su problema está en que suenan a Black Sabbath, su grandeza radica
en lo mismo. Su punto de rock progresivo, su punto de psicodelia, ingredientes
a aliñar como quieran en los próximos discos. Sus letras rondan en torno al
tema de la brujería y lo oscuro desde un punto de vista medio esotérico, no me
interesa. Como no me interesa lo que dicen muchas canciones que me hacen sentir
sin necesidad de saber qué dicen. ¿No pasa lo mismo con la ópera? Una ópera con
orquesta de sólo tres componentes que se multiplican para con la base
instrumental clásica de toda la vida lograr la épica e intensidad propia de las
grandes bandas de los años 70. Esta entrada en realidad no trata de una canción
(me estoy haciendo trampas a mí mismo) y por escoger, escojo el comienzo del
disco, esa poderosa “Al Out Thoughts”. Te transporta a 1974 y no se si escapar
de época tan a menudo es bueno. Ni siquiera se si es bueno que una o la
revelación del año suene a viejo. Ellos dicen “no se puede reinventar la rueda, pero se puede rodar”. Pues a rodar
se ha dicho.
Viva el hard rock ... no digo mas. RV
ResponderEliminarSon los Wolfmother del 2012, esperemos que no sean flor de un día.
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