Whip vendría a significar “látigo”, y es un nombre adecuado para quien tiene el poder de mover a cualquiera, sea cual sea su cultural musical. Los zombies de la noche de los garitos más cutres de la ciudad se contonean con lo que les echen en el vaso y en los oídos. Son zombies de locales de garrafón etílico y garrafón musical donde además de envenenar el cuerpo te envenenan el alma con ritmos que van desde el seudoregaeton a la tristemente mítica y trasnochada “Ritmo de la noche”, pasando por algo de rumba cutre y en general “algo” electrónico puesto muy alto y punto. El caso es estar a resguardo del frío de la madrugada para unos, el caso es estar en el ajo, el caso para otros es que ellas están ahí, el caso es no llegar a casa. Pero es una tortura que incluso si vas drogado puede provocarte más que feliz indiferencia un mal viaje de mucho cuidado. Los caballos percherones que nos arrimamos a la barra como torero al burladero cuando de bailar se ha tratado, necesitamos un buen látigo que nos arree para sentirnos realmente bien a las cinco de la mañana entre los zombies; un latigazo de The Whip como “Trash”.
Este tema es un clásico entre los buenos zombies y
los locales menos cutres de esas horas de la madrugada, versionado hasta la
saciedad en modo remix y requeremix, y no me extraña. Tiene en su ritmo (grande
la batería) el tantra necesario para que el tiempo fluya y el éxtasis aparezca,
así como si la alargaran diez minutos. Es el mejor tema de una banda
eminentemente electrónica que introduce los instrumentos y a veces melodías clásicos
de una banda de pop-rock. Tengo que reconocer que están alejados de mi patria
musical pero que cuando lo bordan lo bordan The Whip son de las afueras de Manchester, una
ciudad donde el rock, el pop y la electrónica siempre se han llevado bien, y
sobrevive a base de sencillos más que álbumes. “Trash” fue su single de
presentación en el 2006 y lo incluyeron dos años después en su primer LP “X
Marks Destination” (2008). Por aquel entonces eran Bruce Carter (cantante y
guitarra), Nathan Sudders (bajo) y Fiona Daniela (batería), Danny
Saville (teclados). Posteriormente este último pasó a ser contable de una gran
empresa… una imagen muy poco poética digna de nuestra época, un poco menos épica
que cuando Golpes Bajos cantaban aquello de “malos tiempos para la lírica”.
Quiero…
Quiero ser basura
Y me he convertido en el gatillo de tu arma
Quiero…
Quiero ser basura
Que me den esa basura y no otra a las cinco de la mañana y
en vez de quedarme de charla en la calle, entro.
(Y aquí la versión original, más electrónica y tres minutos
más larga que el videoclip.)
buena descripción del mundo nocturno de hoy en dia..
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