Lo bueno de ser un blog humilde es que no sientes obligaciones. Sacas el último
tu particular lista de mejores discos del año 2012, actualizas cuando te da por
ahí, y te saltas algunas veces la norma básica de tu propio blog que es de
canciones, no de discos, de reseñas de conciertos, de grandes clásicos
navideños, etc, etc. Pero una vez al año no hace daño, y no puedo musicalmente
pensar en el 2013 si antes no dejo constancia del “momento musical del año”… ¡¡tachán!!
Y como este año no han resucitado los Beatles o milagros semejantes, no habrá cuórum
acerca de cuál ha sido ese momentazo que diría aquel. Por lo tanto, de nuevo
será personal e intransferible, y me alegro mucho porque cada uno haya tenido
grandes momentos musicales del año, asociados a un disco, una canción, un
concierto, un festival, aprendiendo a tocar su primera canción con la guitarra,
cantando en un karaoke borracho o viendo al niño en la escuela encima de un
escenario. Pero el momento musical del año para Gabba Gabba Hey! se produjo el 20
de octubre en el Bilbao Exhibition Centre. Incumpliendo mis propias normas una
vez más, posteo el comentario que hice (hasta me dio por comentar) en Hipersónica
(“Extremoduro en concierto en el BEC; a un paso de ser Dios”). Y puesto que
elegir el momento musical del año es lo más subjetivo que puede haber… mi
comentario no era una opinión ni una crónica músical, sino una crónica
sentimental de tres horas de concierto con otras 16.000 personas.
Creo que una mayoría de personas que
leen esta página no comprenden lo que es Extremoduro. Para gustos los colores,
pero hay algo que trasciende la música, y trasciende lo racional. A mí no me
gustan los toros pero he visto cómo les brillan los ojos a los fan de José
Tomás. A mí no me gusta el golf, pero observo con respetuosa curiosidad a
personas que hablan de aquel golpe de Severiano Ballesteros. Por eso no
comprenden que el sábado lo que se vivió fue una catarsis en la que detalles
como no tocar esta o aquella canción no importó. Y yo hablaré para los que no
comprenden como cuando me hablan de José Tomás o ballesteros a mí, que tampoco
entiendo.
Bueno... uno ya tiene una edad y se
permite una juerga cada cierto tiempo. No había conseguido entrada para el
concierto porque estaban agotadas desde hacía semanas, como en el resto de
conciertos de la gira. Tuve mi juerga de la temporada el viernes y un resacón
de campeonato el sábado. Ese día ponían unas pocas entradas a la venta en
taquilla, pero yo vivo a más de 100 kilómetros . Hora y media antes del
concierto me llamaron dos amigos para decirme que habían conseguido dos
entradas y que podrían conseguir otra para mí. Había visto a Extremoduro seis
veces, estaba lejos, cansado, hecho a la idea de que esta vez no tocaba.
Realmente la cabeza me decía que no, pero Extremo tiene la capacidad de sacar
el lado más sensible…. Sólo puedo decir que esa catarsis colectiva a la que
asistí no la olvidaré jamás. El sonido es cierto que no fue perfecto, pero no
fue malo, especialmente desde la segunda parte. Es cierto que faltaron temas,
pero sorprendieron muchos que ya no tocaban en directo. Fue diferente por
grande, muy cuidado, menos austero que otras veces, con capacidad de sorpresa,
emotivo, con un Robe hasta hablador. Desde luego es cierto que si el concierto
hubiera sido una mierda, la catarsis sólo se hubiera producido para los
jovencitos que por primera vez veían a Extremo. Jovencitos a los que envidiaba,
y así se lo dije, porque antes del concierto se sentían como un corredor en San
Fermín esperando que salgan los toros.
Es el mejor concierto que he visto de Extremo, salvo quizá el primero, que por al primer amor se le debe un respeto en la memoria. ¿Se puede racionalizar algo que no es racional? Se me quitó la resaca conforme me acercaba al BEC. Y desde la primera canción lo que sucedió fue que sin esperarlo a ratos se me erizaban los pelos, literalmente. Que a ratos se me enramaron los ojos y disimulaba para que nadie lo notara. Que a ratos abrazaba a mis amigos talluditos como cuando ibas a tugurios a cantar a grito pelado, a saltar y a abrazarte. Y miré a mucha gente... de muchas edades... los que disfrutaban de lo más poético, otros de lo más crudo, otros de lo más cañero... Y me di cuenta que de un modo u otro, no sólo era yo al que le brillaban los ojos o tenía cierta sonrisa tonta.
Eso creo que es Extremo. Con cierto toque incomprensible, aparentemente exagerado... pero sucedió.
Amigos talluditos??? De esta te liquido...
ResponderEliminarEs muy bonito el texto, y la gente que estuvimos alli lo corroboramos al 100% ( alta tension emocional desde el principio al fin, al final paso como un suspiro )
Como una regadera...
Que la hierba hace que vuelva a brotar...
AdrLav